Vivir a veces duele: Una reflexión sobre el Viernes Santo

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Reflexión a cargo de Iván Bussone

El anuncio de un remedio de venta libre difundido en la televisión de este año presenta situaciones cotidianas donde las personas experimentan momentos de felicidad, seguidos de molestias o dolores musculares y articulares. El mensaje central del anuncio es que “vivir a veces duele”, enfatizando el alivio que ofrece el producto promocionado.

Este mensaje es reconfortante y alentador, resaltando que el producto proporciona una solución rápida y efectiva para aliviar el dolor experimentado en la vida diaria. El eslogan “Saber que existe [nombre del producto], alivia” sugiere que solo conocer la existencia de este remedio ya brinda cierto consuelo, reforzando la idea de que el dolor es parte de la experiencia humana, pero hay formas de mitigarlo.

En el Viernes Santo se conmemora el sacrificio supremo de Jesucristo en la cruz para la redención de la humanidad. Durante este día, se administran exclusivamente los sacramentos de la Reconciliación (confesión) y la Unción de los enfermos. En este día tiene lugar la Celebración de la Pasión del Señor.

Una de las particularidades de esta celebración es que la sagrada comunión se distribuye exclusivamente dentro de la misma ceremonia, resaltando así la importancia y centralidad de este acto litúrgico en el Viernes Santo. Sin embargo, se considera a los enfermos que no pueden participar en esta celebración, permitiéndoles recibir la comunión en cualquier momento del día.

El ambiente litúrgico se ve reflejado en la disposición del altar, el cual debe estar completamente desnudo, simbolizando la desnudez y la simplicidad en este día de profundo recogimiento y meditación.

La celebración de la Pasión del Señor se divide en tres partes principales: la liturgia de la Palabra, la adoración de la Cruz y la distribución de la sagrada comunión. Estas etapas estructuran el desarrollo de la ceremonia, la cual se lleva a cabo después del mediodía.

Durante la liturgia de la Palabra, se lee la historia de la Pasión del Señor según el evangelista san Juan. Después de la lectura, es oportuno realizar una breve homilía y, finalizada esta, la liturgia de la Palabra concluye con la oración universal.

La adoración de la Cruz es un momento solemne y conmovedor, donde los fieles se acercan procesionalmente para venerar la cruz, enfatizando el sacrificio redentor de Jesús en ella y su importancia como símbolo central de la fe cristiana.

Finalmente, la sagrada comunión se distribuye en el contexto de la celebración de la Pasión del Señor, permitiendo a los fieles experimentar de manera más profunda la unión con Cristo y su sacrificio salvífico.

El Viernes Santo nos invita a reflexionar sobre el sufrimiento. En la sociedad actual, el lema “No sufras” se ha convertido en una exigencia constante que nos motiva a evitar el dolor emocional a cualquier precio. Sin embargo, esta aversión al sufrimiento y la búsqueda constante de gratificación nos impiden afrontar los retos de la vida y distorsionan nuestra comprensión de la felicidad (cf. Palermo, 2024).

No se trata de buscar el sufrimiento ni provocarlo en los demás. Dios no desea ni envía el sufrimiento humano. Tampoco lo impide. Más bien, como indica el salmista: “Aunque el justo sufra muchos males, de todos los libra el Señor; él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará” (Sal. 34, 20). Esto sucedió con Jesús, “el Señor, el Justo, [que] ha sufrido mucho, ha sufrido todo y, sin embargo, Dios lo ha guardado: no le han roto ni un solo hueso” (Benedicto XI, 2011, p. 262). Además, Dios se vale de ciertas situaciones dolorosas, que no desea ni envía, para obtener de ellas un bien mayor. No se trata de sufrir por sufrir ni de sufrir para agradar a Dios, como si esa fuera su voluntad. La voluntad divina es que el hombre viva en plenitud. Y para lograrlo, implica crecer y desarrollarse emocionalmente, ser capaces de afrontar los desafíos de la vida sabiamente y con la certeza de que Dios nunca abandona.

Por lo tanto, evita generar sufrimiento en tu vida y en la de los demás. Pero asume que, como dice el comercial referenciado al inicio, “vivir a veces duele”. No evadas el dolor, atraviésalo con Jesús. Parafraseando el slogan: “Saber que existe un Dios que no abandona, alivia”. Descubre el propósito que tiene esa situación dolorosa para vivirla con sentido y busca la ayuda del Cielo, que a menudo implica el auxilio de otras personas, para resolverla.