Sínodo de los Obispos – Instrumento de Trabajo

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Sínodo de los Obispos

Para comprender mejor el Instrumento de Trabajo o Instrumentum laboris

Texto del Instrumento de trabajo https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2023/06/20/0456/01015.html#es

ELEMENTOS DEL LENGUAJE

  • Aunque no se trata de un documento de síntesis, el IL ha sido redactado sobre la base de todo el material recogido durante la fase de escucha del pueblo de Dios -iniciada en octubre de 2021-, y en particular de los Documentos Finales de las Asambleas Continentales. Por tanto, con su publicación se cierra la primera fase del Sínodo «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión», y se abre la segunda -la celebrativa- de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dividida en dos sesiones (octubre de 2023 y 2024).
  • El IL puede considerarse un punto de llegada que cierra la primera fase del sínodo. Sin embargo, el cierre de la primera fase no significa la conclusión del proceso de escucha y discernimiento del pueblo de Dios.
  • El IL no es un manual de eclesiología. Es válido lo que se escribió para el Documento de Trabajo para la Etapa Continental: «no es un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica; no ofrece la formulación de indicaciones operativas, de metas y objetivos, ni la elaboración completa de una visión teológica. El IL es más bien el fruto de una experiencia: la experiencia de encuentros sinceros y cordiales entre hermanos y hermanas en la fe que ha sido fuente de alegría. Por otra parte, como ha recordado el Papa Francisco, «el tema de la sinodalidad no es un capítulo de un tratado de eclesiología, ni mucho menos una moda, un eslogan o el nuevo término a utilizar o instrumentalizar en nuestros encuentros. No. La sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión» (Discurso a los fieles de la diócesis de Roma, 18 de septiembre de 2021).
  • El IL no sugiere respuestas, ni puede entenderse como un primer borrador del documento final de la Asamblea de octubre que deba ser corregido o enmendado. Por otra parte, la finalidad del proceso sinodal «no es producir documentos, sino abrir horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia» (DTC, n. 6).
  • El IL es un instrumento de discernimiento. Está concebido como una herramienta práctica al servicio de la celebración de la Asamblea Sinodal de octubre de 2023 y de la preparación de los participantes en la misma. Por ello, articula algunas de las prioridades surgidas de la escucha del Pueblo de Dios en una serie de preguntas para la reflexión y el discernimiento de la Asamblea, con el fin de identificar algunos pasos concretos a dar para profundizar en el aprendizaje del método y estilo sinodales en la Iglesia de nuestro tiempo.
  • El punto de referencia del IL es la Iglesia local, como lugar teologal donde los bautizados experimentan concretamente el caminar juntos. Las preguntas que el IL plantea son expresión de la riqueza de las realidades locales y de las situaciones de vida a partir de las cuales han sido elaboradas: están cargadas de los nombres y rostros concretos de quienes han participado, testimonian la experiencia de fe del Pueblo de Dios y llevan así la impronta de un sentido trascendente.

 

Lo que testimonia el Instrumentum laboris

  • Una experiencia de Iglesia viva: la experiencia de encuentros sinceros y cordiales entre hermanos y hermanas en la fe que ha sido fuente de alegría; nos ha hecho tocar con las propias manos la catolicidad de la Iglesia, que en la variedad de edades, géneros y condiciones sociales manifiesta una extraordinaria riqueza de carismas y vocaciones eclesiales y conserva un tesoro de diferencias de lenguas, culturas, expresiones litúrgicas y tradiciones teológicas.
  • La conciencia adquirida de que ser una Iglesia cada vez más sinodal representa nuestra identidad y nuestra vocación: caminar juntos, es decir, hacer sínodo, es el camino para ser verdaderamente discípulos y amigos de aquel Maestro y Señor que dijo de sí mismo «Yo soy el camino» (Jn 14,6). Hoy constituye también un deseo profundo: «habiéndolo experimentado como una gracia, queremos seguir haciéndolo».
  • No se puede entender una Iglesia sinodal si no es en el horizonte de la comunión, que es siempre también misión para anunciar y encarnar el Evangelio en todas las dimensiones de la existencia humana. Comunión y misión se alimentan ante todo en la participación común en la Eucaristía, pero también a través de instituciones, estructuras y procedimientos como espacios en los que la común dignidad bautismal y la corresponsabilidad en la misión no sólo se afirman, sino que también se ejercitan y practican.
  • La importancia de ser una Iglesia abierta e inquieta en nuestro tiempo. El Papa Francisco recordó: Si un cristiano no siente esta inquietud interior, si no la vive, algo le falta; y esta inquietud interior surge de la propia fe y nos invita a evaluar qué es mejor hacer, qué hay que mantener o cambiar. Que la historia nos enseña que la inmovilidad no puede ser una buena condición para la Iglesia (cf. Evangelii gaudium, 23). Y el movimiento es consecuencia de la docilidad al Espíritu Santo, que es el director de esta historia en la que cada uno es un protagonista inquieto, que nunca se queda quieto. (Discurso a los fieles de la diócesis de Roma, 18 de septiembre de 2021)
  • La importancia del camino ecuménico: es una llamada a un ecumenismo creativo y renovado y a estimular el diálogo ecuménico. Como recordó el Papa Francisco en su discurso a Su Santidad Mar Awa III Católico-Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, «El camino de la sinodalidad, que la Iglesia católica está recorriendo, es y debe ser ecuménico, así como el camino ecuménico es sinodal.»
  • Las peculiaridades de las situaciones que vive la Iglesia en las distintas regiones del mundo: desde las demasiadas guerras que tiñen de sangre nuestro planeta y exigen un renovado compromiso en la construcción de una paz justa, hasta la amenaza que representa el cambio climático con la consiguiente prioridad del cuidado de la casa común; desde un sistema económico que produce explotación, desigualdad y «despilfarro», hasta la presión homologadora del colonialismo cultural que aplasta a las minorías; desde la experiencia de sufrir persecuciones hasta el martirio, hasta una emigración que vacía progresivamente las comunidades, amenazando su propia supervivencia; del creciente pluralismo cultural que hoy marca todo el planeta, a la experiencia de comunidades cristianas que representan minorías dispersas dentro del país en el que viven, a la experiencia de enfrentarse a una secularización cada vez más impulsada, y a veces agresiva, que parece considerar irrelevante la experiencia religiosa, pero que no deja de tener sed de la Buena Nueva del Evangelio. En muchas regiones, las Iglesias están profundamente afectadas por la crisis de los abusos: sexuales, de poder y de conciencia, económicos e institucionales. Se trata de heridas abiertas, cuyas consecuencias aún no se han abordado plenamente. Además de pedir perdón a las víctimas del sufrimiento que ha causado, la Iglesia debe unirse al creciente compromiso de conversión y reforma para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.

  • La importancia de la metodología sinodal para un estilo y dinamismo sinodales, centrados en la escucha también a través de la conversación en el Espíritu. Y la formación en este método, particularmente de facilitadores capaces de acompañar a las comunidades a practicar y vivir con creatividad la tensión dinámica de la sinodalidad.
  • La capacidad de afrontar y gestionar las tensiones para abrazar la diversidad como camino hacia la unidad.
  • La integración de la pluralidad en la Iglesia, también de carismas y ministerios, más allá de la uniformidad, la fragmentación y la polarización: «el dinamismo sinodal es una forma de relacionarlos y potenciarlos sin aplastarlos en la uniformidad».
  • Una Iglesia capaz de abrazar la vulnerabilidad y lo incompleto.
  • La importancia de mirar más allá del presente, hacia la dimensión escatológica.
  • La necesidad de una renovación litúrgica compatible con las aspiraciones de los jóvenes y que preserve tanto su esencia como sus símbolos. Esta necesidad nace de la conciencia de que la liturgia está en el centro de la vida de la Iglesia con, en primer lugar, la Eucaristía como «fuente y cumbre» de la vida cristiana.
  • La necesidad de gestionar la tensión entre la verdad y la misericordia, entre querer ser inclusivos y al mismo tiempo auténticos y fieles a las enseñanzas de la Iglesia.

Sobre la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos

  • Su objetivo será relanzar el proceso y encarnarlo en la vida ordinaria de la Iglesia, identificando en qué líneas el Espíritu nos invita a caminar con más decisión. El dinamismo del caminar juntos de la Iglesia, en fidelidad a la misión que el Señor le ha confiado, es el fruto que pedimos para la próxima Asamblea. En efecto, la finalidad del proceso sinodal «no es producir documentos, sino abrir horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia» (DTC, n. 6).
  • También se pedirá a la Asamblea sinodal de octubre de 2023 que escuche profundamente las situaciones en las que la Iglesia vive y lleva a cabo su misión.

La sinodalidad en pocas palabras

  • La sinodalidad es un proceso de aprendizaje
  • La sinodalidad comienza teniendo en cuenta nuestra «situacionalidad»: los puntos de partida son diferentes para cada uno de nosotros
  • La sinodalidad es un proceso gradual: es una conversión paso a paso.
  • La sinodalidad es aprender haciendo
  • La sinodalidad es un camino creativo y abierto
  • La sinodalidad es una experiencia espiritual que pone al Espíritu Santo en el centro
  • La sinodalidad es el arte de valorar, acoger y saber articular todos los dones y carismas que el Señor ha puesto a disposición de su Iglesia.
  • Este sínodo es un proceso de potenciación de los bautizados.
  • Este sínodo es un proceso de reconocimiento del otro/otra a través de la escucha.
  • Este sínodo es un camino para avanzar en la recepción del Concilio Vaticano II.