Pacto de las Catacumbas – Peregrinación Sinodal y Presencia de Angelelli

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Catacumba de Santa DomitilaEl Pacto de las Catacumbas es un documento redactado y firmado el 16 de noviembre de 1965 por treinta y nueve obispos, la mayoría latinoamericanos entre ellos los argentinos: Alberto Devoto, obispo de Goya, Vicente Zazpe de Rafaela, Juan José Iriarte de Reconquista y el Beato mártir Enrique Angelelli, en ese momento obispo auxiliar de Córdoba. Se encontraban en ese momento participando de la cuarta sesión del Vaticano II ya próximo a su clausura. El documento fue firmado después de la Misa en la Catacumba de Domitila en Roma, posteriormente adhirieron otros obispos. El lugar fue la Catacumba de Santa Domitila en Roma.

En varias ocasiones, la última vez en el sínodo de la Amazonía, este pacto fue renovado. Una pausa en los trabajos de la asamblea de la Sinodalidad, reunida desde el 4 de octubre en el Aula Pablo VI, organizaron una peregrinación para llevar a cardenales, obispos, religiosos y religiosas, laicos e invitados especiales a las raíces de la fe de las primeras comunidades cristianas de Roma. Allí donde el camino de Pedro y Pablo se entrelazaron, simbolizando esa «unidad en la diversidad» que el Papa espera que sea el sello distintivo del propio Sínodo. Recorrieron y celebraron la Misa en la Catacumba de San Esteban.

Obispos del Vaticano II luego de firmar el pacto

Por ese pacto los obispos firmantes se comprometieron a adoptar una vida de sencillez despojada de posesiones, y una nueva actitud pastoral orientada a los pobres y a los trabajadores. El documento ha sido considerado como uno de los antecedentes de la teología de la liberación que aparecería en América Latina unos años después​

El Pacto tiene trece cláusulas por las cuales los firmantes se comprometen a llevar una vida sencilla y sin posesiones, «según el modo ordinario de nuestra población», rechazar los símbolos, títulos y privilegios de poder, no participar de agasajos ni banquetes organizados por los poderosos, transformar la “beneficencia” en «obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas», dando prioridad a los «pobres» y «personas y grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados», para impulsar el «advenimiento de otro orden social, nuevo, digno de los hijos del hombre y de los hijos de Dios».

Catacumba de Santa Domitila

Mediante el Pacto los firmantes se propusieron también llevar adelante una acción pastoral que constituya un «verdadero servicio», apoyada en cuatro principios: 1. que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio; 2. así “revisar nuestra vida”, 3. animadores antes que jefes, humanos y acogedores y 4. «abiertos a todos, sea cual sea su religión».

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