Mensaje de Año Nuevo

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Frente a nuestra Catedral y Santuario de San Nicolás, sentimos esta tarde la necesidad de darnos un abrazo de despedida para vivirlo durante el año 1973, como signo del  ENCUENTRO de San Nicolás  y  el Niño Alcalde. Alumbrados por este primer día del año nuevo, nos disponemos a comenzarlo en el nombre y con la fuerza que nos da Cristo, a quien hemos vestido de Alcalde, le hemos jurado fidelidad ayer y lo hemos elegido para que acompañe nuestro camino durante este año “73”.

Nos unimos, también hoy, desde aquí, como Provincia Argentina y como Iglesia Riojana, al Santo Padre Pablo VI, en este día, declarado  solemnemente, “ JORNADAS MUNDIALES POR LA PAZ”.  Unimos nuestros deseos y nuestras plegarias a las de todo el mundo, para suplicarle a Cristo, el Señor, el Don precioso de la PAZ- para la Patria y para el mundo entero.  Con el Santo Padre afirmamos, como pueblo riojano, que “LA PAZ ES POSIBLE”, si verdaderamente la queremos;  y si es posible, es un deber y una tarea para construirla todos los días.  La debemos construir cada día en nuestra propia vida, en cada hogar, en cada barrio, en cada pueblo, en toda la Provincia y Diócesis de La Rioja.

VIETNAM: LA ALOCADA MASACRE

Y en este día de las “Jornadas Mundiales por la Paz”, queremos unir también nuestras voces como Iglesia Riojana a las del Santo Padre, para repudiar la alocada masacre de víctimas en el Vietnam, el día de Navidad en que los hombres del mundo entero hacemos hasta treguas en las guerras, a las que condenamos, para detenernos a pensar hasta dónde somos capaces los hombres cuando nos desencontramos y hacemos primar el odio y el egoísmo al Amor y al sentir de verdadera fraternidad traída al mundo por el Cristo de Belén. Este histórico hecho nos debe hacer pensar ucho como argentinos hasta donde somos capaces de llegar cuando queremos construir una sociedad que no esté fundamentada en la auténtica y bíblica Justicia, en la Paz y el Amor entre los hombres.

EL “ENCUENTRO” RIOJANO

Y si este año hemos centrado la preparación de este celebración patronal en el tema del Encuentro entre San Nicolás y el Niño Alcalde ha sido para desentrañar de este Encuentro todas las enseñanzas que contiene para vida de La Rioja.

No podemos comprender nuestra historia riojana ni la vida cultural y religiosa de nuestro pueblo, si no la miramos desde el Encuentro. En él entendemos el alma riojana, sus aspiraciones, sus alegrías y sus frustraciones reducir el Encuentro a un simple rito “religioso-folclórico”, que se celebra cada 31 de diciembre, con su colorido, su Tinkunaco, sus Allis, sus Alféreces y sus promesantes, es no comprender ni haber comprendido todo lo que contiene de sabor humano, “nuestro” riojano y cristiano.

En cada Encuentro nos manifestamos como somos, lo que hemos logrado como pueblo y lo que aún nos falta. El canto lleno de esperanza y a la vez dolorido en la caja del Inca, es un grito que cada año se repite, para que tomemos mayor conciencia de que aún nos falta caminar mucho para lograr el verdadero “encuentro” de todos. El Tinkunaco es un grito de esperanza para celebrar la Vida todos juntos, necesitados aún de mayor fraternidad, de mayor justicia, de mayor igualdad como hijo de un mismo Padre que está en los cielos. Es el grito de nuestra raza que celebra y bendice a Cristo, el Niño de Belén, al que hemos vestido de Alcalde, porque para quedarse con nosotros ha tomado y se ha vestido con nuestra carne.

Nos ha hecho hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Aquí está lo grande del Encuentro. Desde este Encuentro nuestra dignidad como hombres es muy grande. A ella no podemos renunciar ni permitir que nadie la profane ni ultraje en nosotros ni en ningún hombre y mujer de nuestra tierra. El Encuentro de San Nicolás y el Niño Alcalde lleva un pueblo, que somos nosotros, en marcha, que eligió su jege; Cristo; su estilo de vida; el Evangelio; su manera de caminar: todos juntos tomados de la mano; una misión: construir la felicidad de todos, una meta final: no detenernos hasta llegar todos juntos a la Casa de nuestro Padre Dios. hemos doblado la rodilla ante el Cristo Alcalde para confesar nuestra Fe cristiana, que debe traducirse en la vida, en el compromiso y en el servicio fraternal. Confesamos nuestra propia debilidad cada año para lograr mejor este Encuentro riojano, sin que se nos quede nadie ni despreciemos a nadie.

El Encuentro es presentar “en riojano” la Navidad y el Niño del Pesebre de Belén. Es la celebración de la vida en cada pesebre de nuestra provincia, con su música, su canto, su aloja. Negar esto, desconocerlo o despreciarlo, es ser infieles a Dios, a nuestra propia identidad como pueblo; es no haber comprendido cómo Dios, viene tejiendo su historia de liberación y salvación en nuestra propia historia. En el Encuentro tiene sentido todo lo que hicieron y hacen tantas mujeres y hombres por engrandecer y hacer feliz a La Rioja. Aquí tiene sentido nuestra Fe cristiana, nuestra historia regada con sangre, nuestras peregrinaciones de promesantes, nuestro canto y nuestra música, nuestras chayas, la lucha por sacarle agua a las entrañas de nuestra tierra, la lucha por lograr una vida más humana y digna para todos. Aquí tiene sentido el clamor de los pobres y el esfuerzo por cambiarle su dolor en felicidad, su tristeza en alegría su rancho en casa digna, sus manos sin poderlas emplear, en manos que construyen y trabajan. En el Encuentro tiene sentido esta celebración patronal de San Nicolás, en quien descubrimos a un verdadero cristiano y a un Pastor y Obispo entregado a su pueblo, a un santo y a un intercesor nuestro, a un enamorado de Cristo como ideal de vida y a un mártir del Evangelio, a un santo que derramó su sangre para que su pueblo viviera el “encuentro” con Dios y entre hermanos. Como así también todas las celebraciones patronales de nuestra Diócesis encuentran aquí su sentido.

En las presentes circunstancias en que vive nuestra Patria el Encuentro de San Nicolás y el Niño Alcalde es el mejor mensaje que le podemos ofrecer los riojanos a todos nuestros compatriotas, para descubrir el verdadero sentido y la auténtica fuente donde encontrar el “encuentro” nosotros los argentinos.

Y si el año pasado hemos determinado realizar un Encuentro extraordinario fuera de la fecha tradicional, no fue para cambiar el del 31 de diciembre, sino que, por pedido de diversas comunidades de nuestro pueblo, lo hemos hecho en cumplimiento de un grave deber de velar y salvaguardar sus garantías fundamentales, como personas e hijos de Dios; era para que volviéramos a retomar el sentido profundo y cristiano del tradicional Encuentro; era para que tomáramos mayor conciencia de que el Encuentro nos se acaba con el repique de las campanas de nuestra Catedral el día 31 de diciembre, sino que es la gran tarea que debemos seguir realizando a lo largo del año. Si así lo hubieran entendido quienes tienen poder de decisión, de otra manera hubieran tratado a La Rioja y a esta Iglesia Diocesana, y no se hubieran quedado a la caza de fantasmas. Nuevamente los invito a quienes tienen el poder de decisión a que no sigan obrando tan superficialmente e injustamente cuando quieren interpretar los gestos del pueblo riojano, y a servirlo auténticamente.

DEL “DESENCUENTRO”

Siendo tan rico el contenido del tradicional Encuentro, sin embargo parecería que nos invade una especie de enfermedad del “desencuentro” entre hermanos y argentinos. La sentimos en nuestra propia conciencia. Así no se logra ni se construye la paz, aunque la declamemos y hagamos hermosos discursos. El año 1972 ha sido marcado de acontecimientos que han conmovido a nuestra Provincia. Creo que esto es saludable, aunque debamos sufrir sus consecuencias. Con la fuerza, el miedo, la represión, la desconfianza, la agresividad, la injuria no se construye la verdadera paz ni se construye una Rioja nueva; no se construye el Encuentro. Con el silenciamiento del dolor de nuestro pueblo y no atacar las causas que lo provocan, a pesa de los laudables esfuerzos que se vienen haciendo para solucionar problemas urgentes e inmediatos, no se construye la paz. Tampoco se construye la paz pretendiendo reducir la misión de la Iglesia al solo ámbito del templo; ni que oriente su misión en perimidos principios liberales o en principios materialistas que niegan la trascendencia del hombre. No se construye la paz, y por alto el verdadero “encuentro”, cuando el poder civil o grupos que se arrogan el Magisterio de la verdad infalible, desconocen la verdadera misión de la Iglesia, rompen la comunión con Ella, y usan toda clase de medios que les da el indebido ejercicio del poder, en sus variadas formas para desprestigiarla y separarla de su pueblo. Amigos: no asuman un papel que no les corresponde. Si les hago esta reflexión, es fraternal, pero necesaria para que no sigan cometiendo este error. Reflexionen; no se marginen de la historia.

LA MISA RADIAL Y EL “CAMBIO”

Existe otro hecho al que debo dar una respuesta pública. Permanentemente se me pregunta desde los pueblos del interior de la Provincia, como también de la ciudad capital, por qué no se transmite la Misa Dominical desde el Santuario de San Nicolás, y por qué no se transmite más al pueblo de La Rioja el Encuentro. Desde su supresión, a pesar de repetidos intentos o diversos niveles, no hemos merecido ni siquiera una respuesta a un “acuse de recibo”. Aún no sabemos “oficialmente” quienes dispusieron esta medida, ni cuáles fueron sus motivos. Los que así procedieron, ¿no han pensado que se le ha privado al pueblo católico de La Rioja de un legítimo derecho? ¿Así se construye la paz y el “encuentro”? ¿Qué nombre le debemos dar a esta medida? ¿Esto es ayudarle a La Rioja a solucionar sus problemas? Lamentamos que determinados “personajes” foráneos se hayan constituido en jueces, y hasta con agravios impidan que se vayan removiendo los obstáculos que no le permitan a La Rioja vivir en plenitud su Encuentro. Y más lamentamos que nuestra Radio local (y no nos referimos a sus locutores y personal subalterno) haya asumido un papel de Magisterio que no le corresponde, al entregar a nuestro pueblo “reflexiones acerca del cambio”, interpretando erróneamente lo que la Iglesia quiere y entiende del cambio. Amigos de la Radio, ¿creen que así construyen el “encuentro” en nuestro pueblo? Hacemos responsables a quienes tienen poder de decisión de la desorientación que causa este tipo de audiciones en nuestro pueblo. les pedimos quieran respetar la identidad de nuestro pueblo. Y cuando a la Iglesia de La Rioja… la quieran comprender en su misión concreta en La Rioja… la quieran comprender en su misión concreta en La Rioja, los invito a que tomen el Evangelio y lean detenidamente la parábola del Samaritano (Lucas 10, 25). Su opción pastoral es la de aquel hombre (el samaritano) que se bajó del caballo para curar las heridas del que estaba tirado y lleno de heridas. La Iglesia Riojana no quiere optar por la de los otros dos personajes (el levita y el sacerdote de la Antigua Ley) que pasaron de largo para no mancharse las manos reduciendo su misión a una actitud ritualista sin alma. El Señor en la Biblia tiene palabras duras par quienes obran así. En esta parábola, ¿Quién construye y realiza el “encuentro” con Dios y con sus hermanos? ¿El levita o el sacerdote del templo de Jerusalén, o más bien el samaritano?

REFLEXIONES PARA FUTUROS GOBERNANTES

Como en este año “73” nuestra Patria se apresta a tomar decisiones grandes en las elecciones de sus gobernantes, la Iglesia quiere y debe ayudar a discernir las verdaderas opciones que lleven a la Argentina a su verdadero “encuentro” como lo quiere Dios. Amigos políticos y Candidatos a ser elegidos para gobernarnos: solamente una reflexión para ustedes. El Encuentro le da al futuro gobernante la clave para interpretar fielmente las esperanzas y dolores del pueblo riojano; le da las pautas para que sea un auténtico servidor de su pueblo; le da el contenido del proyecto político que debe realizar en esta Provincia. Para una Rioja nueva son necesarios hombres nuevos, que le sepan dar con hechos la respuesta a una larga espera para lograr su gran “encuentro” como pueblo y que no se lo margine.

UN GRAN OBJETIVO: EL “ENCUENTRO”

Amigos y Hermanos: Esta permanente insistencia del Encuentro significa que debemos prestarle toda la atención debida. Por eso, este año “73” nuestro Encuentro de San Nicolás y el Niño Alcalde constituirá el gran Objetivo y el alma de toda nuestra pastoral diocesana, en todas sus formas y determinaciones. Será misión el seguir esforzándonos para ir ayudando a quitar los obstáculos que lo impidan, y a la vez trabajar sin tegua para que el Encuentro sea una realidad no sólo el 31 de diciembre, sino todos los días del año.

Amigos y Peregrinos que vienen de lejos: los despedimos con todo cariño. No olviden lo que esta tierra riojana les dio y lo que esta Iglesia Diocesana les entregó como cristianos para la vida. Nosotros seguiremos trabajando para que se haga realidad lo que ustedes soñaron, y que por no tenerlo debieron emigrar.

Amigos del interior de la Provincia: con ustedes nos veremos frecuentemente durante el año. Dios mediante. lleven a sus pueblos la gran consigna de realizar en cada lugar y rincón de nuestra Rioja el Encuentro que estamos viviendo frente a nuestro Santuario de San Nicolás.

También hoy queremos expresar públicamente nuestra solidaridad con la hermana República de Nicaragua. Los acompañamos con nuestra oración para que el Señor dé fortaleza a los sobrevivientes de Managua y a todo el Pueblo Nicaragüense en esta hora de sufrimiento, de desolación por el desastre provocado por el terremoto. En algo queremos acompañarlos a solucionar sus problemas de alimentos, vivienda y reconstrucción e una ciudad arrasada, con la Colecta que haremos el día 7 de enero en toda la Diócesis. Queremos compartir también nuestro exiguo pan con los hermanos nicaragüenses. También en esto queremos vivir el Encuentro. Y por los muertos en el terremoto le pedimos al Señor que les dé la Paz de la resurrección y el Encuentro definitivo en el cielo.

Y al concluir este gran “encuentro” celebrado cada día de la Novena y en esta tarde de despedida, le confiamos a la Virgen Santísima, la Madre de Dios y de los hombres, la que supo ser fiel al Encuentro con Dios y con los hombres redimidos por su Hijo Divino —Jesucristo—, nos ayude a ser también nosotros fieles en realizar el Encuentro en La Rioja.