Mártir Wenceslao Pedernera: 47 años de búsqueda de la verdad – Laura Pomilio

0
104

Laura Pomilio es una Periodista de la Agencia Nacional de Noticias Télam especializada en temáticas vinculadas a Derechos Humanos y causas por delitos de lesa humanidad. Desde siempre estuvo interesada en el esclarecimiento del asesinato del Beato Mártir Wenceslao Pedernera.

 

 

Durante el presente año realizó y difundió, con diferentes informes semanales, el seguimiento del juicio. Aquí nos cuenta, en la etapa final del proceso, su apreciación como comunicadora.

Agradecemos su deferencia e interés para con el Área de Comunicación de la Diócesis de La Rioja.

 

 

Del martirio a la justicia: La causa por el asesinato del beato mártir Pedernera en La Rioja llega a su etapa final tras 47 años de búsqueda de verdad.

El juicio que sigue el Tribunal Oral Federal de La Rioja contra el exalférez Eduardo Abelardo Britos va llegando a su etapa final. Luego de la exposición de las querellas, se espera que este 10 de noviembre se conozca el veredicto por el asesinato del beato mártir Wenceslao Pedernera y otros delitos de lesa humanidad cometidos contra más de una treintena de presos políticos, tras 47 años de búsqueda de justicia.

Durante este proceso judicial decenas de víctimas y testigos pudieron dar cuenta ante el tribunal presidido por José Camilo Quiroga del terror infundido por las fuerzas represivas durante la última dictadura militar a través de persecuciones, hostigamiento, secuestros, privaciones ilegítimas de la libertad, tortura y todo tipo de tormentos.

¿El blanco? Cualquier persona “sospechada” de desarrollar cualquier tipo de actividad política, social, cultural o religiosa que no se adaptara al “statu quo” que intentaron imponer por la fuerza en todo el territorio nacional las Fuerzas Armadas, con una mayor virulencia tras instaurarse como gobierno de facto con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

La provincia de La Rioja no fue la excepción. Allí, bajo el control operacional del Tercer Cuerpo del Ejército liderado por el represor Luciano Benjamín Menéndez, las fuerzas de seguridad nacionales como Gendarmería, el Escuadrón 24 de Chilecito, la Policía Federal y la policía de la Provincia tuvieron un especial ensañamiento con los adeptos a la acción social desplegada por la pastoral del querido obispo Enrique Angelelli.

Tal fue el caso de Wenceslao, quien interpelado por la obra de Angelelli, decidió mudarse junto a su esposa y tres pequeñas hijas a La Rioja, donde impulsó la organización de los trabajadores rurales en cooperativas para que la tierra “fuera de todos y trabajada por todos”.

Uno de sus amigos y testigo en la causa, el Padre Llorente destacó el “carácter solidario y comprometido” de este campesino laico, un “hombre de pocas palabras, más de la acción, con un gran sentido comunitario y de trabajo junto a los otros”.

Wenceslao fue baleado a quemarropa frente a su familia en la noche del 25 de julio de 1976. Sin recibir atención médica, falleció en el hospital de Chilecito mientras su esposa e hijas menores de edad eran retenidas en una habitación bajo custodia.

El asesinato de Wenceslao no fue un caso aislado. La muerte del dirigente laico fue precedida una semana antes por los asesinatos de los dos curas de Chamical, Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, en un plan orquestado por las fuerzas militares en connivencia con sectores poderosos de la provincia para desarticular el creciente Movimiento Rural Cristiano que tendría como corolario la muerte en un accidente automovilístico fraguado de Angelelli sólo nueve días después, el 4 de agosto de 1976.

Monseñor Braida , obispo de La Rioja y Coca Pedernera

Como resaltara el actual Obispo de La Rioja, a través de una carta enviada desde Roma para ser leída durante el alegato de la querella de la familia Pedernera y el obispado de esa provincia, el martirio de estos cuatro hombres ya fue reconocido por el mismísimo Vaticano en abril de 2019 y ahora es el turno de la justicia argentina de poner fin a 47 años de silencio en “un clamor por la verdad”.

Estos crímenes se enmarcaron en el apoyo que tuvo el golpe militar del 76’ por parte de familias pudientes tradicionales de La Rioja que se oponían a esta pastoral del pueblo, de los pobres, que generaban iniciativas nuevas de dignidad para la gente basadas en la propuesta eclesial que provenía del Concilio Vaticano II.

En esta causa Britos es juzgado por delitos de lesa humanidad cometidos en su calidad de oficial de Inteligencia de la Gendarmería Nacional, integrante del Escuadrón 24 «Chilecito» de La Rioja y como jefe del “Instituto de Rehabilitación Social”, una cárcel que funcionó como Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, por la que pasó gran parte de las víctimas y testigos de este juicio.

De esta manera, La Rioja da un paso importante en el proceso de juzgamiento de los hechos atroces que se sucedieron a lo largo y ancho del país en más de 800 centros clandestinos de detención y que al día de hoy, ya cuenta con 1189 represores condenados y 21 juicios orales abiertos.

Dos aspectos destacables de este juicio iniciado el pasado 28 de abril, son la celeridad y compromiso con la que han trabajado tanto los miembros del tribunal como las querellas y el Ministerio Público Fiscal -que han llevado a cabo un promedio de entre dos y cuatro declaraciones testimoniales por audiencia- así como el enorme acompañamiento de parte de la comunidad.

Acompañamiento vital para testigos, víctimas y familiares que en la búsqueda de justicia han tenido que remover hechos y pérdidas dolorosas audiencia tras audiencia.

Las hijas de Wenceslao, muy pequeñas al momento de los hechos, y su mujer e incansable compañera “Coca”, así como los seres queridos de las 36 víctimas de este juicio y la sociedad toda, merecen saber qué pasó, cuál fue la cadena de responsabilidades que permitió que ello sucediera y así contribuir a un proceso de Memoria, Verdad y Justicia que brega para que esto no se repita. Nunca Más.

Coca con sus hijas Estela y Susana

La familia Pedernera lo expresó claramente en una carta leída hacia el final de la audiencia del pasado viernes: “Piden justicia, para terminar de armar ese rompecabezas que tienen incompleto y estar más tranquilos”.