Los Jesuitas

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Pedro Arrupe y Jorge Bergoglio en La Rioja en 1973

Los jesuitas, fundados por San Ignacio de Loyola, vsitaron estporádicamente La Rioja hasta su establecimiento definitivo en 1624, presencia que duró un siglo y medio siendo decisiva su tarea en educación, agricultura y protección de los pueblo originarios. También fueron responsables de las traducciones de uno y otro idioma, la valoración de las culturas española y diaguita. Grande fue la labor evangelizadora, apuntando con los Ejercicios Espirituales a la identificación del hombre con Cristo y la formación de las conciencias.

Sus primeras huellas, que se conservan en las ruinas de Capayán, dan fe del primer asentamiento español luego de la fundación de la ciudad de La Rioja en 1591. Están entre Chilecito y Famatina, además también se encuentran en la zona de Cochangasta en La Rioja ciudad y en el interior en La Quebrada, Nonogasta, Malligasta y Huanchín.

Ruinas de Capayán

Sin estar en forma permanente, los jesuitas siempre regresaron a La Rioja. Es histórica la visita que en 1973 hicieron el Padre Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco junto al General de los jesuitas de ese tiempo, el Padre Pedro Arrupe.

El mismo Bergoglio lo cuenta en una homilía: “La primera vez que llegué a La Rioja, fue en un día histórico, el 13 de junio de 1973, el día de la pedreada de Anillaco, veníamos cinco consultores de provincia con el ministro provincial, para tener acá varios días de retiro y reflexión a fin de elegir al nuevo provincial. Le habíamos pedido a Monseñor Angelelli que les predicara este retiro espiritual.

Fueron días inolvidables, días en que recibimos la sabiduría de un pastor que dialogaba con su pueblo, y recibimos también las confidencias de las pedradas que recibía ese pueblo y ese pastor, simplemente por seguir el Evangelio. Me encontré con una iglesia perseguida entera, pueblo y pastor, dos meses después el 14 de agosto de 1973 -ya siento provincial- vine con el padre Arrupe, General de la Compañía.

Pedro Arrupe y Jorge Bergoglio

en La Rioja en 1973

Cuando con el Padre Arrupe llegamos a La Rioja, el Padre quedó impresionado por los relatos que escuchó, cómo la Iglesia estaba siendo perseguida, los sacerdotes encarcelados, no sólo católicos, sino también miembros de sindicatos, movimientos, el movimiento rural. Monseñor Angelelli fue un promotor de la paz, en una reunión del clero Mons. Angelelli les dijo, –porque hay que ubicarse en la época, algunos jóvenes querían cambiar las cosas por otros medios, por la violencia-, y es en este contexto donde él dice: <Si alguno de ustedes quieren ir por esos medios violentos, por favor, retírese de la diócesis, no me ofendo. No se quede aquí. Nosotros hemos hecho una opción, opción por la paz, ciertamente por la justicia, pero no desde la violencia, no desde las armas, así que bueno, váyase de La Rioja. Porque nosotros vamos por un camino, queremos ir por el camino del Evangelio, el camino del Concilio Vaticano II.>.

Los jesuitas, hicieron y siguen haciendo historia en la tierra riojana.