Homilía Monseñor Braida – Vigilia Pascual 2024

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EL RESUCITADO NOS LIBERA, NOS RENUEVA Y NOS ENVÍA

Homilía de Mons. Dante Braida pronunciada en la Vigilia Pascual en la Iglesia Catedral y Santuario San Nicolás de Bari, La Rioja. 30/03/2024 21.00

Evangelio: Mc 16,1-8

“¡Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado!”

Queridos hermanos y hermanas:

Reunidos en esta noche celebrando la Resurrección del Señor somos invitados a contemplar la obra de Dios en la historia y en nosotros, esa obra es una clara una gran manifestación de amor.

Es una noche en la que hacemos memoria de como Dios ha obrado en la historia. Por tanto es una ocasión para agradecer y creer en el amor de Dios. Cuando hacemos memoria de cómo Dios obró en la historia inmediatamente nace la Esperanza. La Esperanza se alimenta de la memoria de las acciones de Dios en nuestra vida y en la historia. El Papa Francisco nos dice que tenemos que “ir atrás con la memoria para encontrar a Cristo, para encontrar fuerzas y poder caminar hacia adelante. La memoria cristiana es siempre un encuentro con Jesucristo. La memoria cristiana es como la sal de la vida. Sin memoria no podemos ir adelante.”[1]

El texto del Génesis que escuchamos nos muestra, la creación del mundo, obra del amor del Padre. El mundo fue creado por y para nosotros, para que vivamos en él y lo disfrutemos. El ser humano, cada uno de nosotros, es el fin de la creación del mundo. Y, junto al don de la creación está el gran don de la vida. La vida que tenemos y que vivimos es también un don fundamental de Dios, un regalo de su amor.

Dios quiere la vida de todas las personas y lo creado lo ha puesto para el bien de todos los seres humanos por eso hablamos del ‘destino universal de los bienes’. Dios no quiere a unos más favorecidos y a otros carentes de lo necesarios para vivir y desarrollarse. Cuando el pecado gana el corazón humano busca esclavizarlo y así empiezan las divisiones y también los egoísmos que nos llevan a acaparar para unos pocos los recursos que son para todos.

Por eso en esta noche también hemos visto cómo Dios libera a su Pueblo de la esclavitud de los egipcios y los conduce a su tierra de origen haciendo con ellos una Alianza y dándoles mandamientos y leyes para una vida sana y justa, donde reine entre ellos la equidad y el respeto.

Cómo el Pueblo cayó muchas veces en la infidelidad y no siguió los caminos de Dios, él les enviará primero a los Profetas y finalmente le envía a su propio Hijo que, haciéndose uno de nosotros cargó con nuestros pecados y con la muerte misma para vencerla y otorgarnos la verdadera libertad que conduce a la Vida y al amor en su plenitud. La obra más grande y más maravillosa de Dios, la mayor manifestación de amor del Padre, es la resurrección de su Hijo Jesucristo. Dios ha resucitado a su Hijo de la muerte. Es lo que celebramos en esta noche, la mayor acción de Dios en la historia a favor de los hombres.

El Evangelio que leímos nos narra la experiencia que tuvieron tres mujeres cuando fueron el domingo temprano al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús. Al llegar encontraron la piedra de entrada corrida y el sepulcro vacío. Estos signos, para llegar a la fe, necesitaron del anuncio claro que les llegó por un joven que, vestido con una túnica blanca, estaba allí sentado: “Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí”.

Esta bendita noche celebramos la gran manifestación de Dios también en nuestras vidas. Demos gracias por las personas que nos han transmitido la fe y también demos gracias por el día que hemos vivido un encuentro profundo con el Señor que nos ha cambiado la vida. Hoy venimos a renovar nuestros Encuentro con el Señor y pedirle que nos libere de todo mal que esclaviza y nos haga libres para hacer el bien en todo momento y buscar el bien de todos, sin excluir a nadie.

Finalmente ese joven le indica a las mujeres que digan a los discípulos que “Vayan a Galilea, que allí verán al Resucitado’. Ir a Galilea significa volver a la tierra donde vivieron y compartieron el mayor tiempo con Jesús, es el lugar de origen de la mayoría de los Apóstoles. Por tanto volver a Galilea es como volver a empezar, reconstruir la comunidad de vida de los discípulos con Jesús, ahora Resucitado. Y siendo Galilea el territorio de Israel más abierto a los paganos por tanto el reunir a sus discípulos allí tiene como finalidad la evangelización de los de todos los pueblos.

En Galilea se encontrarán con el Crucificado-Resucitado. Momento de gran gozo para toda la comunidad. La resurrección de Cristo es la victoria del amor sobre el mal, una victoria que asume el sufrimiento y la muerte, y los traspasa, abriendo un camino nuevo. El Resucitado lleva en su cuerpo glorioso las heridas de los clavos y de la lanza que se convierten en luz de esperanza. A Él dirigimos hoy nuestra mirada para que sane las heridas de la humanidad que de tantas maneras sangra en hijos afectados por las guerras, el hambre, la soledad, las drogas.

Querida familia, al celebrar los 90 años de la diócesis de La Rioja, queremos que esta Pascua nos renueve en el ardor misionero. Ardor que crece por el encuentro con el Resucitado y por dejar que Él sane y transforme nuestras vidas. Que Él nos libere del pecado y los temores que nos paralizan y nos ayuden a vivir con la libertad de los hijos de Dios que es aquella que nos lleva siempre a amar y a buscar el bien de todos. Que cada comunidad de la diócesis pueda crecer en dinamismo misionero saliendo al encuentro de los más alejados y tristes. Que nada nos quite el fuego de la misión! Jesús nos envía y muchos nos esperan!

Así como el Resucitado viene a renovar nuestras vidas y a la Iglesia misma también quiere renovar la vida social y sus instituciones entre ellas el Estado mismo. La organización del Estado tiene la finalidad de buscar el bien y el desarrollo de todos los habitantes del país y ayudar particularmente a los que menos pueden. Sin dudas que su estructura también requiere revisión y puesta al día para responder a las realidades de este tiempo. Por eso hoy día duele profundamente cuando se suprimen organismos de modo arbitrario, cuando se lo hace sin participación de sus integrantes y de aquellos que son beneficiarios de los mismos. Creemos que el mejor modo de honrar y hace crecer la democracia es haciéndola más participativa y buscando juntos caminos de superación de toda dificultad y también de toda corrupción. Pero, para que toda institución se renueve, se necesita de personas que se renueven constantemente en su interior, capaces de hacer nuevos replanteos de sus vidas, de superar errores y de desplegar más ampliamente sus talentos con una clara vocación de servicio.

Hoy damos gracias por tantos hermanos y hermanas que sí trabajan por un mundo mejor, que expresan en sus miradas, en sus palabras y acciones, que se puede salir adelante con trabajo, con dedicación, con diálogo con propuestas superadores y participativas.

Sí, el Resucitado viene a llevar a plenitud toda vida y también toda institución, y los efectos de la Vida Nueva que nos Él nos infunde se tienen que seguir manifestando en cada persona y en toda la sociedad.

¡Felices Pascuas! Y que el Resucitado nos anime a vivir nuestra propia misión con alegría y renovada generosidad. Así sea.

[1] Papa Francisco. Homilía del 7 de junio de 2018.