Homilía (22 de julio)

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SALUDOS

A los turistas, a los enfermos, a los ancianos, a los presos, a los pueblos y puestos de interior.

Hermanos y Amigos Radio Oyentes de L.V. 14. de La Rioja

         El encuentro que hacemos dominicalmente en esta misa radial, es un favor y gracia de Dios que se lo debemos agradecer. Porque lo más importante es sabernos reunidos cada semana en torno a una misma mesa eucarística en este Santuario y Catedral de San Nicolás y que vamos tomando cada vez más conciencia de que formamos una gran familia, una comunidad, como pueblo riojano. Ustedes los que están lejos, en los pueblos y puestos y esteres los de la ciudad especialmente los de los barrios. Saber que se está unido, o bien en torno a un crucifijo con la familia o bien desde la cama, porque podemos descansar más, o bien junto al brasero preparándose para luego hacer la mateada, o bien desde la cama del enfermo del hospital o desde la cárcel o el hogar de ancianos. Hay que vivir nuestra realidad riojana para poder comprender y descubrir bien lo que significa para nosotros esta misa radial.

         Por eso queremos ponerle de una manera especial el oído a nuestro Padre Dios; porque es El quien habla; y con su ayuda nos damos un abrazo de hermanos. Así queremos comenzar cada semana, así queremos reflexionar y tratar de ver bien las cosas que nos pasan durante la semana. Así va creciendo en nosotros la Fe cristiana, va madurando como van madurando las semillas que se arrojan al surco. Así vencemos las tentaciones de bajar las manos cuando nos cansamos, porque sabemos que estamos bajando para caminar juntos. Los padres con sus hijos, los que forman parte de cada pueblo, gobernantes y gobernados. Sólo así se van solucionando las dificultades del camino.

         Pero para ponerle el oído a nuestro Padre Dios y poder escucharle, es necesario que tengamos un corazón abierto, sencillo y limpio como un niño. Sólo así podemos escuchar a Dios. Nos habla de muchas maneras: nos habla en el sufrimiento personal y en el de los demás —nos habla en la alegría— nos habla cuando meditamos las páginas de la Biblia, especialmente los Santos Evangelios, nos habla cuando vamos como tejiendo cada jornada de nuestra semana, nos habla cuando vamos por los cerros, por las quebradas, por los arenales, cuando pecamos y sentimos la necesidad de cambiar de vida, cuando sabemos que mentimos y no tenemos paz en nuestras conciencias, nos habla cada noche cuando nos acostamos y echamos una revisada a la jornada que hemos vivido. Nos habla en los acontecimientos grandes que vivimos como riojanos o argentinos. Por eso es también necesario saber poner el oído al pueblo, porque Nuestro Padre Dios va caminando con sus hijos buscando que no desperdiciemos nada de todo aquello que nos lleve a un encuentro como hermanos.

            Ahora bien, no les llame la atención que existan hermanos nuestros, que traten de hacer aparecer a la Iglesia Diocesana como enemiga de su pueblo, que traten de reducirla al silencio para que no anuncie el Evangelio o predique un Evangelio sin referencia a la vida concreta de nuestro pueblo, parecería que solamente conciben a la Iglesia encerrada en la sacristía. Estas cosas ya están perimidas y pertenecen a un pasado que en personas cultas no se concibe. Aunque podamos ser sometidos a la más dura crítica y grosería, jamás silenciaremos nuestra palabra en defensa de la Verdadera Fe Cristiana y Felicidad de nuestro pueblo. Y sigo pensando y rezando por ustedes, pueblos de la Costa, para que no caigan en el engaño. También sigo pensando  que la hora de la resurrección está cerca y podremos reunirnos con todos nuestros santos patronos de los pueblos costeños para pedirle perdón a Nuestro Padre Dios por nuestros propios pecados y de quienes, ciegos, no miden el futuro de sus acciones. A los hombres los podemos engañar pero a Dios, no. No olviden esto: “quien pretende edificar sobre arena, ese edificio se caerá. Edifica sobre arena el que pretende construir con la mentira. Así como seguimos llamando a todos para que en este Año Santo renovemos la vida y cambiemos de conducta si la hemos llevado desordenadamente, también debemos estar preparados porque otros problemas y dificultades serios encontraremos en el camino. Le repito: son ustedes los jóvenes y ustedes los pobres los que tienen que ayudar a La Rioja a que retome caminos nuevos para lograr la felicidad de todos.

            Sean verdaderos protagonistas, hagan fructificar en la vida de ustedes todo lo que se sembró en el bautismo y se alimentó con el Evangelio y la gracia sacramental.

            Y siguiendo con el Año Santo, este domingo les dejo también algunas indicaciones que ayudará, Dios mediante, su realización.

            Les dije que este año, la peregrinación a las Padercitas tendrán todo el sentido del Año Santo. Ya una comisión está preparando esta peregrinación para que tenga todo el sentido que lo queremos dar. Depende de todos de que salga bien. También es bueno que se vaya reflexionando todo el sentido personal y comunitario que tienen el Sacramento de la Penitencia. Descubramos en él, el sentido de la reconciliación con Dios y con nuestros hermanos.

            Les insisto de que se reúnan en pequeños grupos para reflexionar juntos la lectura del Evangelio, en común.

            Cada Decanato deberá ir organizando formas concretas de vivir el año santo en los mismos. Las Novenas y las Fiestas Patronales es uno de los medios que ayudarán a vivir el Año Santo en riojano.

            Les quiero comunicar que una Institución de Buenos Aires, nos hizo llegar víveres y ropa por valor de quince millones de pesos para socorrer necesidades más urgentes. Ya están repartidas. Sería bueno organizarse en grupos para ayuda y concreción de proyectos que solucionen problemas de nuestras comunidades en barrios y pueblos. Para esto, no dispersarse, tratar de unificar esfuerzos oficiales y privados.

            Existe una noble iniciativa de celebrar el día del niño haciéndoles llegar leche, juguetes y víveres, para los lugares más pobres. Prestémosle todo el apoyo.