Homilía (21 de Abril)

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Hermanos y Amigos Radio oyentes de L.V.14

Con el espíritu y con el sentido profundo de la Pascua del Señor, seguimos peregrinando durante este Año Santo para que sea efectivo, cada vez más, el don de la “reconciliación”, exigido por nuestra condición de cristianos, para con nuestro Padre Dios y entre nosotros, como hermanos. No nos cansaremos de seguir proclamando los fines de este Año Santo en nuestra diócesis. En este sentido trataremos de ayudar a remover todos los obstáculos para que este Año de Gracia llegue, como una fecunda lluvia en el corazón de nuestro pueblo. Con este fin hemos querido realizar este año, los “ejercicios espirituales” todos los sacerdotes, en la hermana diócesis de Catamarca, los sacerdotes de La Rioja, que tenemos la misión confiada por Cristo de ser pastores de este pueblo. Elegimos Catamarca para realizar este encuentro sacerdotal, en la oración y en la revisión profunda de la vida para ser más fieles a nuestra misión, con espíritu de peregrinos junto a la Virgen Madre del Valle. Si hemos dejado durante una semana nuestras comunidades, ha sido para retornar a ellas con renovado espíritu evangélico, templado en la oración y en la búsqueda de mayor luz y fortaleza para afrontar las cruces, que también aparecen en el camino.

Y, cuando ayer bajábamos del cerro del Rodeo en peregrinación al Santuario de la Virgen del Valle, sentimos la necesidad de vivir hondamente nuestro sacerdocio en una concelebración eucarística junto a la Madre. Sentimos la necesidad de decirle a la Virgen Madre, nuestro profundo agradecimiento por las maravillas que hace el Señor en sus hijos sacerdotes. Sentimos la necesidad de cantar juntos el mismo canto que Ella cantó en la casa de Isabel: “mi alma canta dichosa al Señor… porque miró nuestra pequeñez… porque hizo grandes cosas en nuestra fragilidad humana… porque nos eligió sacerdotes de su pueblo… porque guardó en su pueblo que es el riojano el regalo de la Pascua de Cristo como fuente de Vida, de Fraternidad y de Paz…”. Peregrinamos al Santuario de la Virgen del Valle, con los sentimientos y el sentido del peregrino de un año de gracia y perdón para volver a nuestras casas con la fuerza que da Dios por caminos distintos a los de los hombres. Para ser mejores servidores; para seguir presidiendo nuestras comunidades; para seguir entregando el pan de la Palabra de Dios y celebrar los sacramentos de Cristo con nuestro pueblo. Hemos orado por todos ustedes junto a la Virgen; por todas y cada una de nuestras comunidades parroquiales; por nuestros enfermos; por nuestros niños y nuestra juventud; por nuestras familias; por quienes tienen la difícil misión de ejercer el poder civil; por los que están más necesitados material y moralmente; por nuestros hermanos costeños; por quienes tienen una dolorosa medida espiritual en sus almas; por todo nuestro pueblo riojano. Allá quedó, junto a la Virgen del Valle, la oración eucarística de todo el presbiterio de la Rioja por ustedes.

Solamente se puede entender este gesto del Presbiterio de La Rioja, si lo vemos con espíritu de Fe. Ver de otra manera, se puede hasta prestar a tergiversaciones, como se ha prestado. Pero esto no interesa. Y si damos importancia a este Encuentro Espiritual y Sacerdotal de los sacerdotes de La Rioja, es para decirles que debemos darle gracias a Dios por pastores que presiden las comunidades y entregan sus vidas sacerdotales entre ustedes. Medimos también todo lo que importa ser sacerdote hoy; todo lo que supone ser signos de contradicción; todo lo que exige anunciar el Evangelio que es la Palabra Viva de Dios; todo lo que le acarrea, hoy a un sacerdote el compartir sufrimientos y alegrías de su pueblo. Las confidencias que Cristo Sacramentado recibió cada día de estos ejercicios espirituales de cada sacerdote de La Rioja solamente pueden ser medidas por el mismo Cristo y por la mayor entrega gozosa y esperanzada en el ejercicio de la misión sacerdotal entre ustedes. También dejamos junto a la Virgen nuestro agradecimiento y la oración por nuestros hermanos catamarqueños.

Con la luz y la fuerza de la oración hemos podido concretar decisiones para la diócesis, en beneficio de todos ustedes, y que a su tiempo les daremos publicidad. Si entendiéramos todos que la misión sacerdotal en un pueblo es fuente generadora de fraternidad, de justicia y de paz, de otra manera algunas veces opinaríamos y obraríamos. Más aún, de otra manera veríamos el ejercicio de la misión sacerdotal en cada pueblo. Quizás, la preocupación sospechosa de la misión sacerdotal en La Rioja, se convertiría en gozosa y confiada espera de que nunca nos falte el regalo de Dios a su pueblo como es el Don del Sacerdocio a una comunidad.

Con la luz y la fuerza de la oración, hemos decidido que en este Año Santo, quitaremos, en lo que respecta a nuestras posibilidades, todos los obstáculos que puedan no ayudar a reencontrar el perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación. Seremos mejores ciudadanos si somos capaces de mayor reconciliación en nosotros. Seremos reconciliados con Dios por su perdón, si somos capaces y sentimos la necesidad de ser perdonados. Con una vida desarreglada, que camina en la mentira y busca ocultar lo que no se es capaz de confesar públicamente, no honraremos a Dios Padre ni seremos protagonistas de la felicidad de nuestro pueblo.

La Pascua de este Año Santo nos pide intensificar nuestra oración personal y comunitaria para que se haga la luz donde aún hay tinieblas. Esto no quiere decir que no intensifiquemos nuestra tarea apostólica, con mayor alegría y esperanza, en la opción pastoral que un día, con la ayuda de Dios y la seguridad de la protección de María y de San Nicolás, un día hicimos.

Por eso, como consecuencia de esta opción pastoral, pedimos a toda la diócesis que elevemos oraciones al Señor para que, de ser verdad informaciones que corren, ninguno de nuestros hogares tengan que sufrir la falta del pan necesario de cada día, por disposiciones que puedan ser tomadas que afectarían a muchos hermanos nuestros riojanos. Si fuese necesario sumar nuestra voz a la voz de nuestro pueblo y de nuestros gobernantes para que el orden nacional se sensibilice ante posibles angustias de muchos hogares, desde ya, la empeñamos para que se tenga en cuenta nuestra realidad riojana. Concretamente, si los recursos materiales que vienen del orden nacional son cercenados y esto trae como consecuencia inmediata cesantías de hermanos nuestros en el trabajo, creemos que es un deber pastoral no quedarnos en silencio. Sin dejar de lado gestiones necesarias y eficaces, nosotros, como pueblo acompañaremos con la oración diciendo con más fuerza: “PADRE NUES- TRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS… que no nos falte el pan de cada día…”