Homilía (20 de Enero)

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Hermanos y amigos radio oyentes de L.V. 14.

Hagamos, ahora nuestra habitual reflexión del evangelio para vivir mejor nuestra vida cristiana, como individuos y como pueblo. Hoy el Evangelio, que acabamos de escuchar nos centra la atención en unas Bodas. Jesús es invitado a estas bodas con sus discípulos y con María, la Madre de Jesús. En estas Bodas falta el vino y María intercede ante Jesús. En estas bodas Jesús hace el primer milagro, convirtiendo el agua en vino.

Hermanos: les decía en las fiestas de julio lo siguiente: “este año santo “74” es también para ustedes hogares riojanos, que renazca más vigorosas la paz y la unidad en el hogar entre padres e hijos, sabemos que no es nada fácil, trabajen para que nunca los hijos tengan que lamentar el desacierto de sus padres, adultos y mayores de la comunidad; la paz de La Rioja depende, también, de la paz de los hogares riojanos. Trasmitan la sabiduría de la vida a sus hijos para que la Fe cristiana ilumine la vida de cada día y esa vida de fe se madure como se va madurando la vida biológica con los años. Y ustedes, hijos, aporten con lo nuevo que tienen como jóvenes el crecimiento de la felicidad y de la paz del hogar.

Es decir, que este año santo debe hacer sentir sus frutos, también en cada hogar riojano de nuestra diócesis, ya en otras ocasiones hemos hablado de la familia, retomamos el tema para hacer algunas reflexiones, no es mi intención molestar o herir a nadie, pero sí reflexionar acerca de algunas situaciones que impiden que los hogares sean felices.

Aunque hemos adelantado mucho, sin embargo, constatamos que los novios llegan al matrimonio frecuentemente con inmadurez y faltos de preparación adecuada para asumir la responsabilidad de vivir en pareja y en comunión con sus hijos. A veces preocupa más preparar la fiesta de bodas que prepararse para la vida y vivir esas bodas con responsabilidad toda la vida. La Iglesia diocesana, de muchas y variadas maneras ayuda a que ese joven llegue al matrimonio preparado, entre otros medios, los llamados “Cursillos para novios” pero lo sabemos y somos conscientes de que no es suficiente, aún este esfuerzo por muchos factores/es más profundo el problema, es todo el contexto de una sociedad y de un ambiente y criterios que vivimos que impiden llegar al matrimonio debidamente preparados/El procurar brindarles medios a los novios para que se preparen bien al matrimonio, no es amigos, obstaculizarles el matrimonio, ahogarles la fiesta de bodas, ni la vida de un hogar futuro; todo lo contrario, es dejarles en el corazón y en la mente de ustedes, jóvenes novios, unos criterios para que les ayuden a ser responsables y felices en la futura vida de hogar. Es mejor prevenir que tener luego que “remendar”; a veces se hace imposible hasta el remiendo. Porque, a veces, el matrimonio, más que fruto de un amor serio, profundo, reflexionado, vivido, fue fruto de una improvisación o de una aventura, no es el casi, aquí, de buscar culpables, es solamente constatar realidades y situaciones; porque con situaciones así, no se construye una Rioja nueva y feliz.

Amigos, especialmente ustedes los novios, que se preparan para el matrimonio, les deseamos que sean felices, no improvisen el hogar futuro, piensen que si a Cristo no le dan cabida en la vida de ustedes y del hogar, no serán plenamente felices, no sabrán dar respuesta a muchos interrogantes que les plantearán los futuros hijos. Analicen la propia vida personal y vean si la fe cristiana que tienen, se les quedó en el día de la primera comunión y no siguió iluminándoles todo lo que ahora viven como novios, piensen: ¿Qué es el amor matrimonial para ustedes, y cuáles son las exigencias?

¿Cómo se preparan en el noviazgo para vivir ese amor que se convertirá en exigencias de padres y esposos-relaciones con los hijos? Pero seríamos injustos si le achacáramos toda la responsabilidad de la felicidad del hogar futuro a los novios solamente. Aquí, todos tenemos que preguntarnos, seriamente, qué responsabilidad le cabe a toda la comunidad? Por desgracia, esos dos jóvenes, que son los novios, padecen las consecuencias de toda una sociedad. Padres que tienen hijos: ¿cómo ayudan a preparar el futuro hogar de sus hijos? ¿cuáles son los criterios que tienen para que sus hijos sean felices? ¿el dinero? ¿el status social? ¿el sentido individualista de la vida?¿una concepción de la fe cristiana que mañana, cuando los hijos sean grandes y deban asumir el nuevo hogar, queda guardada, esa fe, con el traje de bodas? ¿cómo encaminan a sus hijos para que vivan su responsabilidad cristiana con madurez y sintiéndose hijos responsables de la Iglesia? ¿No les parece que hoy muchos niños y jóvenes, repudiarán mañana, muchas actitudes y gestos escandalizantes y que hacen positivamente mucho mal en sus conciencias, de hermanos nuestros adultos que cubren su pobreza interior, con apariencia de seguridad personal, fidelidad y falso sentido de lo que es vivir en cristiano?

Se construye la felicidad de estos futuros hogares, a los que se encaminan tantas parejas, con ilusiones muy justificadas, con cariño y con deseo de hacer las cosas bien, si hoy les brindamos para su “alimento” diario, a muchísimas parejas, la mayoría de nuestro pueblo:

-la angustia de no tener su casa, aunque en este sentido, hay esfuerzos y realizaciones muy laudables.

-la angustia de no tener trabajo que asegure el pan para esa esposa y esos futuros hijos.

-la irresponsabilidad de quienes, sabiéndose con factores y medios de poder, exigen “vergonzosas retribuciones de atención” para lograr un puesto que es necesario para llevar el pan a la casa.

-la frecuente inoperancia culpable, la mayoría de las veces, que está adormeciendo y envileciendo tantas vidas y destruyendo hogares, con la droga, con el comercio de la mujer, con la mentira, casi institucionalizada, con el “machismo” que lejos de ser un signo de personalidad, la empobrece.

-la angustia de no ver un mañana feliz, porque no se les permite, muchas veces, ser persona responsable de sus actos, pienso en muchos de ustedes que me escuchan, especialmente en ustedes hermanos del interior, pienso en ustedes, hermanos amigos, que caen en una edad temprana, vencidos por el hacha que han manejado toda la vida.

Les invito que reflexionen, jóvenes que se preparan al matrimonio: Ustedes deben ser la primavera de una Rioja nueva y feliz para todos.

El joven debe saber que antes de manejar la naturaleza y desafiar la velocidad, debe manejarse a sí mismo, no es digno ni justo rivalizar con otros, con el dinero, el auto, o la posición paterna. El trabajo y el estudio responsable son mandatos de Dios para la juventud. Le pedimos a nuestro Padre Dios, que nunca les falte el trabajo y el estudio, así puedan, un día, formar hogares felices.

Nos duele que se les brinde “lugares” “donde se deja la propia dignidad de persona, y rige la ley de los “instintos bajos” y que envilecen al hombre más que saber manejar el sexo, hay que saber amar, que es dar el corazón para merecer recibir otro igual o mejor es saberse inmolar por los otros.

Como ven, sobre este tema de la familia, hemos hecho algunas reflexiones. En otras oportunidades lo seguiremos tratando. Lo cierto es que es tarea de todos. La Iglesia que es madre en la Fe, les quiere brindar a ustedes -hogares riojanos- este don del año santo, para que la reflexión y el trabajo en común, ayude a que nuestros hogares sean felices. Que este año santo pueda recoger, muchos frutos en cada familia. La Fe Cristiana, que tan hondo caló en el alma de nuestro pueblo, nos ayude a reflexionar, hoy, muchas situaciones que estamos viviendo, y que ciertamente no ayudan a reconstruir nuestra Rioja.

Le pedimos a María, Ella que es Madre nuestra, nos ayude a VER BIEN lo que el Señor quiere, hoy, de nosotros, y no permita nunca que nos auto engañemos, legándoles a nuestros hijos, una concepción equivocada de la vida.

Reflexionemos y sigamos caminando en la ESPERANZA.