Homilía (19 de agosto)

0
40

SALUDOS

            A los enfermos. Saludamos a todos los ancianos, a los presos, a ustedes los del interior de la provincia. A los de Udpinango, a las tres comunidades de las Vicarias que cumplen un año.

Hermanos y Amigos Radio Oyentes de L.V. 14. Radio Joaquín V. González de La Rioja

            La Semana pasada, le decía el Santo Padre Pablo VI a los peregrinos llegados a Roma: “aprendimos cuando niños esta primera pregunta del catecismo: “sois cristianos” y respondíamos: “si, soy cristiano, por la gracia de Dios”. Esta sencilla pero profunda pregunta y respuesta del catecismo, nos plantea hoy el apremiante deber de profundizar y reflexionar acerca de lo que se ha llamado la “propia identidad” en otras palabras, preguntarnos: “quién soy yo como cristiano”, “¿qué es el cristiano? ¿qué es el creyente? ¿qué es el católico frente a quien no lo es? ¿qué es sacerdote? ¿qué es el religioso? ¿qué es el laico?.  Y cuando respondemos lo que somos como cristiano, respondemos: soy hijo de la Iglesia, es decir, hijo adoptivo de Dios padre, por Cristo, en el Espíritu Santo. Todo esto fuimos hecho el día de nuestro bautismo. Pero a la vez debemos decir que somos  hijos de nuestra época, de esta sociedad en que vivimos hoy.  Ser cristiano y a la vez hijo de nuestra época no pueden estar separados, significa que debemos vivir y obrar como cristianos hoy, en medio de las tensiones, esperanzas y sufrimientos de esta hora histórica. Seríamos infieles a nuestra condición de cristianos si creyéramos que estamos viviendo en una sociedad de hace cincuenta años atrás. Por eso dejo esta pregunta: ¿Qué significa ser cristianos hoy, aquí en La Rioja. “Consideren, hermanos, la vocación a que han sido llamados” le decía  San Pablo a los de Corinto (1, 26). Y San Pedro nos dice a lo que hemos sido llamados: “Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una gente santa, un pueblo adquirido por la Sangre de Cristo) (P. 2,9). ¿Reconocer, hoy cristiano, tu dignidad? le decía, también San León Magno, a sus cristianos. Pero no para rechazar a los que no lo son, todo lo contrario, para ser acogedores, amigos, hermanos, comprometidos, más testigos de todo, lo que sea llevar adelante la construcción de una sociedad como lo quiere Dios, juntos. Con todo hombre de buena voluntad y corazón recto. Como ven, a esto lo tenemos que seguir repitiendo mucho, hasta convencernos. También tenemos que repetirlo: hay una tónica y un sentido cristiano en la vida y en la marcha: es la ALEGRIA y la ESPERANZA. “Alégrense en el Señor; se lo repito, alégrense, dice San Pablo. Y como les decía el domingo pasado: También San Mateo en el Cap. 5 nos dice; “dichosos  ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan, les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos porque será grande la recompensa… Y Juan en su primera carta dice; les escribimos esto para que tengan alegría perfecta; lo que hemos visto y oído se lo damos a conocer, para que estén en comunión con nosotros, con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Nosotros oímos de El mismo su mensaje y se lo anunciamos a ustedes: Que Dios es Luz y que en El no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con El mientras andamos en tinieblas, somos unos mentirosos y no andamos conformes a la Verdad… si andamos en la Luz, estamos en comunión unos con otros…” Con San Pablo decimos, también, “me siento rebosante de júbilo en medio de todas mis tribulaciones” (II Cor 7, 4).

            Mi alma canta dichosa al Señor porque hizo en mí grandes cosas…” Nos dice, finalmente María en al Magníficat (Lc 1, 45-55).

            Esta conciencia de alegría, esperanza y felicidad de sabernos cristianos, explica que la voz que interpreta más fácilmente nuestra condición de cristianos es la de dar gracias a Dios, según hacemos en el “prefacio” de la misa, y en la Eucaristía que quiere decir  justamente “Acción de Gracias”. Por eso nos acaba de decir Pablo en su carta los Efesios: “celebren constantemente la Acción de Gracias a Dios, por todos, de nombre de Nuestro Señor Jesucristo”.” (Ef 5, 20).

            Así debemos ver todo lo que estamos viviendo en La Rioja. Así debemos reflexionar todo lo que supone de dolor y alegría a la vez, así debemos calar hondo todo este proceso que no lo hemos improvisado ahora, sino que lo venimos dolorosa y gozosamente construyendo desde hace mucho. Así debemos ir más allá de los episodios lamentables y vandálicos que se vienen sucediendo. No mirarlos desde la Fe, corremos el riesgo de no comprenderlos, de ser meros espectadores, de creer superficialmente que se trata de bandos caprichosos. Y, sin embargo, toca a toda nuestra condición de cristianos como lo decíamos antes y de cristianos hoy, en La rioja. Un cristiano que no se sintiera comprometido y que se quedase tranquilo diciendo: a mí no me importa… “no habría comprendido por qué es cristiano y no habría comprendido que es lo que dolorosamente se está construyendo en nuestro pueblo.

            Amigos y Hermanos: Pablo, también nos dice hoy: “no seáis insensatos sino sensatos. Esto es lo mismo que decirnos: sepamos descubrir la sabiduría de la vida. los que han descubierto ser hombres verdaderamente libres interiormente, los que han luchado, luchan para liberarse de las propias prisiones interiores, egoísmo, maldad, orgullo,  lujuria,  y de liberarse, a la vez, de la necesidad de encarcelar a los demás de muchas maneras, de los que luchan para rechazar todo lo que rompe la verdadera y profunda comunión entre los hombres. Esta lucha que comienza en sí mismo y luego la hace fuera de sí, es la que busca con el hombre pobre para que su voz se haga oír, para que se quiebren toda clase de opresiones materiales y morales, para que juntos puedan renacer a nuevas relaciones de comunión. Esta lucha es inseparable de la contemplación para poder ir en búsqueda de una comunión estrecha con Cristo Resucitado, para poder arraigar en ella el don de nuestra vida y para poder dejar poco a poco transformar nuestra mirada, hasta tener sobre los hombres y sobre el mundo, la misma mirada de Cristo. Todo esto es Sabiduría y Ser Sabios. Lograr tener la verdadera sabiduría de la vida es haber logrado experimentar y sentir la presencia viva de Dios en su interior que no la logrará si no ha sentido, siente y experimenta la presencia del hermano en su propia vida y que juntos caminemos.

            Amigos: me preguntaron en estos días lo siguiente: ¡por qué no dice algo con respecto a lo que se celebró el 15 de agosto en Anillaco, a propósito de la fiesta de la Virgen? Yo voy a responder, lo hago en el contexto de lo que acabo de decir anteriormente.

            Tengo también el deber de orientar y guiar esta diócesis, no puedo ni debo renunciar a esta obligación, aunque a veces pueda causar sufrimiento.

         Yo estaba legítimamente autorizado para celebrar la Misa, el sacerdote que celebró en Anillaco el día 15 de agosto, por la disposición tomada con respecto a la Costa y porque, en una elemental teología, no se dan las condiciones para que la Eucaristía pueda ser celebrada. Aunque me duela decirlo: les debo decir que ciertamente esa Eucaristía celebrada y ese acto religioso realizado en honor a la Santísima Virgen, no es grato ni a Dios ni a María. Los que lo han hecho con corazón recto, Dios y la Virgen lo conocen, porque el Señor lee hasta lo más íntimo de nuestros corazones e intenciones. No es el pueblo costeño el responsable de este acto, pero sí se hacen responsables ante Dios quienes lo organizaron. No se puede usar de la Eucaristía y de la Fiesta de la Virgen para injuriar a la Madre Iglesia que es la diócesis, ni celebrar una Misa que es signo y expresión de Comunión cuando no lo es por todo lo que está sucediendo.

            Son ustedes, costeños, los que tienen que pensar y reflexionar seriamente, no se dejen engañar ni permitir que se use a la Eucaristía y a la devoción sincera de nuestro  pueblo para injuriar a la Iglesia. Piensen lo que hemos dicho antes: qué significa y exige ser cristiano hoy en la Costa, como en todas partes: aceptar la falta de comunión con el resto de la Iglesia Diocesana? permitir que en la  Costa la Madre Iglesia sea impunemente injuriada y calumniada por sus mismos hijos? que se use de la violencia, el atropello a las personas más débiles e indefensas? que se profanen los Libros de la Sagrada Biblia, se profanen los vasos sagrados y se destruyan las imágenes de los santos? creen que así se puede celebrar la misa y agradar a Dios, a la Virgen y a los Santos?… piensen… les repito… no se dejen engañar. Aunque ahora no lo entiendan mucho, porque lamentablemente han sido desorientados con una sistemática campaña de injurias y calumnias, estamos firmemente y lealmente ante Dios y ante ustedes tratando de que en la Costa como en La Rioja, la religión, las cosas santas y el nombre de cristiano, sea utilizado para fines inconfesables. Oramos por ustedes y con ustedes, Dios no abandona a su pueblo, se los repito, pero el proceso que vivimos como riojanos nos exige y nos hace estar firmes para que se disipen las tinieblas y nazca la Luz , que a Dios se lo reverencie, alabe y adore y no se lo profane en su Iglesia y en cada persona pobre de La Rioja. Es más importante cada persona que el dinero, el poder y las cosas. Todo lo que vivimos es un buen signo de este Año Santo, porque indica que para vivir la verdadera comunión entre nosotros como pueblo, hay que remover muchos obstáculos. Cuando obramos o afirmamos algo: no lo hacemos para alterar el orden para causar falsas alarmas ni por capricho. Es fruto de diálogo a todo nivel y de prolongada meditación cada determinación que se toma o cada afirmación que se debe hacer a nuestra diócesis.

            Amigos radio oyentes: mientras el Señor nos siga dando la vida, sigamos trabajando en paz, que hay mucho por hacer y no hay tiempo que perder en aquello que no merece jugarse ni entregar la propia vida.