«Estado o narcotráfico»: Mesa de reflexión en Córdoba

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El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ y el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, participaron de la jornada de reflexión y debate sobre «Estado o narcotráfico: el acceso a la tierra y al techo» en el auditorio de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).

Organizada por la Mesa de Barrios Populares Córdoba, la Vicaría Arquidiocesana de los Pobres y Cáritas Argentina, la actividad tuvo como objetivo comprender y discutir los desafíos que enfrentan las comunidades en relación con la integración socio urbana de los barrios populares; y en un contexto donde el narcotráfico, la falta de acceso a la vivienda y a los servicios públicos son realidades que impactan profundamente.

«Qué nos pasó que parecería que no son prioridad los barrios populares», se preguntó monseñor Ojea y completó: «Nos llena de perplejidad esta suerte de desentendimiento de nuestros barrios cuando existe el peligro del narcotráfico».

«La posibilidad de las obras en los barrios ayuda a la integración y al ánimo, porque si no es el narco quien provee de trabajo, quien va tomando más espacio», advirtió y profundizó: «Te resuelve necesidades, pero tenés a cambio de atender sus cosas, de allí viene luego el juego online».

El presidente de la CEA afirmó que el narcotráfico «no se combate solamente atendiendo la seguridad» y consideró acompañar esas políticas con «el trabajo de los vecinos con sus miradas, inquietudes, integrando y dando dignidad como es un certificado de domicilio, un certificado de familia, tener derechos a los servicios más básicos».

La mirada de funcionarios y dirigentes sociales
Gisella Gazzotti, directora nacional de Operaciones de TECHO, expuso acerca del trabajo que llevó adelante su organización con la ayuda de entidades y del Estado, ayudas que ahora fueron suspendidas.

Alfredo Magallanes, secretario de Escrituración y Articulación Territorial de Córdoba, destacó el trabajo conjunto que realizó el Estado provincial y que realiza con cooperativas y otras entidades para favorecer la inclusión y la mejora de los vecinos de barrios populares.

Fernanda Miño, fundadora de la Mesa Nacional de Barrios Populares y ex secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación a cargo del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), lamentó que se haya abandonado una política que fue muy efectiva en materia de hábitat social, y que para desacreditar esa política se hacen denuncias y acusaciones infundadas.

Acto seguido intervino Marco Galán, presidente de la Mutual Carlos Mugica, quien criticó las políticas de vivienda y hábitat social que se implementaron en Córdoba y señaló como «buen ejemplo» la política de urbanización de 100 barrios que llevó adelante el Gobierno provincial.

Luego Evelin Estrada, de Encuentro de Organizaciones, reclamó políticas de acceso a la vivienda, de mejoras, de acceso a los servicios.

La necesidad de crear redes
La jornada de reflexión la cerró el cardenal Rossi, quien expresó: «Acá se descansa el alma para escuchar. Es una escuela para un cura estar acá».

«Solo tengo una sugerencia. El desafío es seguir soñando de corazón y juntos. Por eso voy a citar a san Fito Páez: ‘¿quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón'», citó.

«Sólo colectivamente podemos cambiar la historia», aseguró y recordó las palabras del padre Rafael Velazco SJ, rector de la UCC, quien decía «estamos todos en la misma barca, algunos en primera, otros amontonados en la bodega».

El cardenal Rossi consideró que «es la hora de crear redes. Unir y vincular los hilos de conexión desde abajo, desde lo particular, con alianzas y estrategias comunes entre nosotros, voluntariados, partidos, movimientos sociales, sindicales, iglesias, campesinos. Es apostar a la cercanía, construir un dique contra la exclusión».

El purpurado cordobés concluyó su reflexión leyendo la carta de un hombre sin hogar: «Este hombre escribió la ‘casa del afecto’. Donde pudo contar el sufrimiento de no tener hogar. El autoflagelo de odiarse a sí mismo. Que el banco de una plaza sea tu departamento. Sentirse gusano. Donde la vida es una prisión sin rejas, ni guarda. Con una muerte que no llegaba. Pero un día conoce una casa de amor. Donde ya no se escapa de sí mismo. Donde encontró gente con alma, afecto y calor de madre. Ese túnel tenebroso donde vivía se llenó de luz. Ya no estaba solo y encontró la razón de existir para sí y los demás. Ahora le importaba a alguien«.+