Devoción a la Virgen India

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Origen y Tradición

En todo pueblo la religiosidad es como la raíz de su existencia y Sanagasta lo fue por estar muy arraigada a la Madre de Dios en la advocación: Virgen de la Merced como su patrona, pero hay otra imagen que quizás identifica más a este pueblo, me refiero a la “Virgen India”, afincándose por los años 1800 después de Cristo (así reza en su Portal que todavía conserva) acompaño foto del mismo.

Hay una versión y dice: “fue traída por algunos indios del Alto Perú y vendida a una familia del pueblo”. Existe otra versión que se encuentra en archivos del Museo Histórico de la Provincia, coincidiendo ésta con la que recibí en forma oral de mis antepasados.

Por aquellos años se realizaban viajes a lomo de mula a Chile y Perú, comercializando productos regionales y mercancías como trueque.

Lo manifestado por Estela Córdoba Cabrera, (hermana de mi abuela materna) que Javier Córdoba (casado con Eresma Cabrera) realizando uno de esos viajes en compañía de un Sr. de apellido Reyes, decidieron traer de obsequio para sus esposas una máquina de coser y una imagen religiosa. Es así como algunas familias, con cierto poder económico se organizaron para ser “derechosos de esta imagen”, programando novena y su festividad, celebrando la natividad de María que es la que prevalece hasta la fecha. Se da inicio el día 30 de Agosto de cada año para concluir con la procesión el día 7 de Septiembre.

Desde época muy lejanas se venera a la Virgen India con ritos muy particulares, comenzando con las vísperas que consiste en el anuncio de comenzar el rezo de la novena mediante repiques de la caja, estruendo de cameratas (que eran pequeños cañoncitos de hueso cargados con pólvora) hoy reemplazados con bombas de estruendo. Se efectúa el día 29 de agosto a las 12 hs.

La capilla se prepara y se decora con flores y velas, a cargo de los derechosos que les toca cada día de las nueve noches. Se inicia el día 30 de agosto con el rezo del rosario, el rezo de la novena, y a continuación hoy con la misa y al final se canta las alabanzas a la Virgen.

En la octava noche se celebra el Alba que consiste en velar a la Virgen. Se hacen 3 repiques, el primero a las 24 hs., el segundo a las 3 de la mañana y el tercero a las 6, los derechosos ofrecen café, bebidas, tortillas criollas, roscas dulces, etc.

Para el cuidado y mantención del Oratorio, se designa algún representante entre los derechosos que se desempeñaban como mayordomas, la última en desempeñarse así fue Nicolasa Córdoba Cabrera de D´alesandro hasta el año 1948, a partir de ese año el oratorio se maneja con comisiones.

El último viernes siguiente al 24 de septiembre, la imagen de la Virgen es llevada en peregrinación a la ciudad Capital, para celebrar misa en su honor, ya que antes de 1948 no se contaba con cura párroco. La imagen se la traslada en una urna rústica de madera y vidrio. Antiguamente era acompañada a caballo, pero año tras años como crecía el fervor de los fieles, se fue imponiendo la costumbre de hacer a pie el recorrido. Los devotos que recorren los 30 km se estiman entre 3.000 y 5.000 personas.

Cuando la imagen llega a la ciudad se aloja en alguna familia que haya solicitado su visita con el compromiso de servir comida a los peregrinos que llegan acompañándola. En ese domicilio se vela toda la noche con cánticos, rezos y alabanzas. Al día siguiente sábado es llevada en procesión a la iglesia La Merced u otra parroquia para la celebración de la misa con gran concurrencia de fieles.  Al finalizar el oficio religioso y con el acompañamiento de la caja regresa en procesión hasta otro domicilio de algún promesante, ocurriendo lo mismo cuando llegó el viernes a la ciudad.

En la madrugada del domingo, inicia su regreso hacia Sanagasta de igual manera que se desenvolvió el viernes.  Es acompañada por mas fieles dejando ver la fé popular en sus peregrinos que a pesar del cansancio continúan caminando el largo trayecto hasta concluir la peregrinación en su oratorio. En distintos puntos del camino devotos ofrecen a los peregrinos refrescos, comida como promesa a la virgen.

El culto a ésta imagen está muy adentrado en el sentimiento popular, constituyendo una tradición muy arraigada para los sanagasteños que atesoran con vivencias muy especial, como también para los feligreses de otros lugares por la fé que despierta por su acción milagrosa.