Carta de la 120 Conferencia Episcopal al Papa Francisco

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Reunidos en la 120ª Asamblea Plenaria, los obispos argentinos enviaron una carta al Santo Padre en el que expresan su cercanía, afecto y adhesión ante el “maltrato injusto” que sufre contra su persona y su misión.

Con fecha 5 de mayo de 2022, los miembros de la Conferencia Episcopal Argentina afirman: «Nosotros, que te conocemos, sabemos de tu valentía y tenacidad incansables para trabajar por el bien y la paz entre Rusia y Ucrania y en todo el mundo», y valoran su cercanía con los que sufren las consecuencias de la guerra, confiando en que sería capaz de «dejar el pellejo» para que terminen las guerras.

«Nos duele el maltrato injusto a tu persona y a tu misión, sobre todo en nuestro país, movidos seguramente por intereses de poder y hasta mala intención que buscan manchar tu imagen y confundir a nuestro pueblo», consideran. «Pero vos sabés bien que esta es la manera más preciosa y misteriosa que el Señor Jesús tiene de asociarte a su Cruz redentora».

Finalmente, expresan: «Quisiéramos que nos sientas muy cerca tuyo en esta prueba, sosteniendo tus brazos que en perseverante oración le piden al Padre de toda la humanidad por la paz y la justicia», y piden que Nuestra Señora de Luján «te llene de consuelo y fortaleza para seguir como buen pastor, guiando a la Iglesia y sirviendo al mundo», al tiempo que aseguran sus oraciones por él y por quienes lo acompañan «en esta tarea de tender puentes de paz».

Texto completo de la carta

Pilar, 5 de mayo de 2022

Querido Papa Francisco:

Tus hermanos obispos de la Iglesia que peregrina en la Argentina, reunidos en Asamblea Plenaria, deseamos hacerte llegar nuestra cercanía, afecto y adhesión.

El Señor te está pidiendo que en estos momentos de la historia de la humanidad seas su mensajero de la paz. Nosotros, que te conocemos, sabemos de tu valentía y tenacidad incansables para trabajar por el bien y la paz entre Rusia y Ucrania y en todo el mundo. Y sabemos que estás cerca de los que sufren la violencia de la guerra y que estás dispuesto hasta dejar el pellejo si fuese necesario, para que terminen ésta y todas las guerras.

Nos duele el maltrato injusto a tu persona y a tu misión, sobre todo en nuestro país, movidos seguramente por intereses de poder y hasta mala intención que buscan manchar tu imagen y confundir a nuestro pueblo. Pero vos sabes bien que ésta es la manera más preciosa y misteriosa que el Señor Jesús tiene de asociarte a su Cruz redentora.

Quisiéramos que nos sientas muy cerca tuyo en esta prueba, sosteniendo tus brazos que en perseverante oración le piden al Padre de toda la humanidad por la paz y la justicia.

Querido Padre y hermano, que la Madre del Señor, especialmente bajo su advocación de nuestra Señora de Luján, a quien tanto miraste y por quien te dejaste mirar, te llene de consuelo y fortaleza para seguir como buen pastor, guiando a la Iglesia y sirviendo al mundo.

Rezamos por vos y por quienes te acompañan en esta tarea de tender puentes de paz entre los pueblos y nos ponemos a tu lado con un afectuoso abrazo. Con humildad te pedimos tu paternal bendición para nuestra Iglesia y nuestra Patria. 

Los obispos de la Argentina