25 de Marzo 2021 – Solemnidad de la encarnación del Señor

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LA VIDA, SIEMPRE ES UNA BUENA NOTICIA
“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” J n 1 , 1 4

1- Al celebrar hoy el día de la Encarnación del Señor, damos gracias por el don de la vida recibida y pedimos por el respeto y cuidado de toda vida desde su concepción y en todas sus etapas de desarrollo.
María, con la visita del Ángel recibe la propuesta de ser la madre del Hijo de Dios. Luego de un diálogo con él acepta esta misión y se compromete con ella hasta las últimas consecuencias.
Sus palabras “hágase en mí según has dicho” expresan su consentimiento libre y responsable a la propuesta de Dios.
Hoy celebramos este gran acontecimiento, el Hijo de Dios para acercarse a la humanidad se hace uno de nosotros, asume nuestra naturaleza humana sin perder su naturaleza divina.
Desde allí nos manifestará el amor de Dios en cada gesto, en cada palabra, en cada hecho de su vida hasta dar la propia vida por nosotros. Y para quedarse para siempre en nosotros nos ha
compartido finalmente su mismo Espíritu. Ya desde el bautismo Dios vive en cada uno y si, como María, nos dejamos guiar por El nuestra vida es vivida plenamente.

2- Cada vida humana que comienza a engendrarse en el seno de una mujer es valiosa por sí misma, tiene una dignidad que nada ni nadie le puede quitar y es, a su vez, un regalo para toda la humanidad y merece ser acogida, cuidada, y respetada siempre.
“Un niño por nacer es una vida, única e irrepetible, y posee el derecho inalienable a vivirla. Ese momento de la vida humana es uno de los más vulnerables de la existencia; y sin el cuidado de sus progenitores y de una familia, esa vida no podría subsistir… Nos toca a todos, individuos,
familia y Estado cuidar y respetar la vida desde su concepción.”1
Como es verdad que en algunas ocasiones esas vidas se engendran en situación de precariedad o en medio de dificultades es que tenemos que ocuparnos de su cuidado, para que, a través del servicio de “personas que ofrecen sus corazones sensibles y empáticos, se generan espacios
acogedores y comprensivos en los cuales se acompañan procesos de acuerdo a la necesidad.”
Los animo a no escatimar esfuerzos en este sentido. Cada vida humana tiene un valor infinito y necesita que los seres humanos que ya estamos más desarrollados ofrezcamos todo lo necesario para su crecimiento.

3- Para que ese crecimiento sea el más adecuado es necesario también crear ambientes sanos y seguros en las familias y en las distintas instituciones eclesiales y sociales. El escándalo de los abusos a infantes en la sociedad y en la Iglesia de modo particular son una herida que nos avergüenza profundamente y refleja que hay muchas realidades que cambiar y que todos tenemos que capacitarnos para prevenirlos o para ayudar a sanar el daño causado.

Nos dice el Papa Francisco: “La protección de los menores y de las personas vulnerables es parte integrante del mensaje evangélico que la Iglesia y todos sus miembros están llamados a difundir en el mundo. Cristo mismo en efecto nos ha confiado el cuidado y la protección de los
más pequeños e indefensos: «el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe»

(Mt 18,5). Tenemos todos, por tanto, el deber de acoger con generosidad a los menores y a las personas vulnerables y de crear para ellos un ambiente seguro, prestando atención de modo prioritario a sus intereses. Esto requiere una conversión continua y profunda, en la que la santidad personal y el compromiso moral puedan concurrir a promover la credibilidad del anuncio evangélico y a renovar la misión educativa de la Iglesia.”

4- Por estas razones el Papa ha pedido que en cada diócesis se establezca un organismo que se ocupe de la prevención de estos abusos y de tratar las eventuales situaciones que se presenten para actuar inmediatamente en vistas de una solución adecuada.
Es por eso que hoy entra en funciones en la diócesis de La Rioja una comisión para el cuidado de Niños, Niñas, Adolescentes y Adultos Vulnerables”. Esta comisión es interdisciplinar y ya ha elaborado unas “Guías de buenas prácticas para ambientes sanos y seguros -Protocolo de
prevención y acompañamiento-” para orientar las acciones en todos los ámbitos donde se desarrollan tareas pastorales con menores y personas en situación de vulnerabilidad. Para su funcionamiento está organizada en tres equipos de trabajo con objetivos bien específicos:

1. Equipo de prevención, que se ocupará de la capacitación de agentes de pastoral y difundir las “Guías de buenas prácticas para ambientes sanos y seguros.”

2. Equipo de Acompañamiento, que llevará adelante la atención, contención, orientación espiritual, psicológica, jurídica y canónica de personas afectadas por alguna situación de abuso.

3. Equipo de recepción de informes, que brindará una escucha atenta y hará un primer discernimiento para orientar los pasos a seguir a partir de la recepción de un aviso sobre una situación de abuso. Las responsables de esta tarea son la Lic. Susana Acosta y la Hna. Carina Acevedo y el modo de comunicarse son ellas será a través un correo electrónico o por teléfono celular. También se puede consultar sobre esto en el Obispado por la mañana.

Esta comisión tendrá un grupo de apoyo con el fin de ir capacitando a todas las personas que trabajan en el ámbito de la Iglesia para que entre todos podamos ocuparnos del cuidado adecuado de los Niños, Niñas, Adolescentes y Adultos Vulnerables.

5- Estamos viviendo un año dedicado a San José, justamente celebrando los 150 años desde que fue declarado ‘custodio de la Iglesia’. Efectivamente él fue el custodio de María y el Niño Jesús y colaboró en toda circunstancia, de modo valiente y creativo, para salvar sus vidas
del peligro y superar las dificultades que se les presentaban.
Hoy le pedimos que, junto a María, nos ayude a llevar adelante esta delicada misión de velar para toda vida humana sea valorada y, especialmente en la etapa de la infancia, sea cuidada y ayudada a desarrollarse integralmente en un ambiente sano y seguro.
Así sea.