16 de abril – Misa de la Vigilia Pacual – ¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡UNA SOCIEDAD NUEVA Y MEJOR ES POSIBLE!

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Queridos hermanos y hermanas:

  • “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” es el anuncio alentador que reciben las mujeres madrugadoras que van a ungir el cuerpo del Señor crucificado. Anuncio que en principio las desconcierta pero que luego las irá llenando de paz y las hará convertirse en misioneras e ir inmediatamente a comunicar lo vivido a los apóstoles.

Los ángeles que se les aparecen las invitan a hacer memoria de lo vivido con Jesús: “Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: «Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día»”. Recordando podrán comprender que todo lo que sucede está dentro del plan de Dios. Plan que se viene desarrollando desde una revelación más remota de Dios manifestada en Antiguo Testamento. Por eso la primeras lecturas de esta noche nos mostraban la Creación de Dios, la fe de Abraham, el éxodo del Pueblo que es liberado de la esclavitud de Egipto y la voz de los profetas que constantemente ayudan al Pueblo a volverá Dios y a ser fieles a su vocación de Pueblo elegido, Pueblo de la Alianza.

Jesucristo será la plenitud de la revelación de Dios en ese Pueblo, para la salvación del mundo entero, para liberarnos de las garras del mal y de la misma muerte, para que, poniendo toda nuestra confianza en Dios y abandonándonos en sus manos, podamos perder todos los miedos que nos paralizan y caminar hacia una Vida Nueva más libre y plena.

  • De noche celebramos esta Vigilia. La noche representa el mal y la muerte que dañan la vida humana y que también se ensañaron con Jesús. Pero en medio de esta noche se ha encendido una LUZ. Este cirio encendido nos señala la presencia VIVA y resucitada de Jesucristo que venció todo mal. En Él, la misma humanidad ha resucitado a una Vida Nueva. Unidos a Él todos podemos pasar de la muerte a la vida. En Él el Padre Dios nos ha resucitado a todos como Hijos, haciéndonos participar de su Vida Divina.

Por eso otro gran signo de esta Vigilia es el AGUA, que nos hace presente el Bautismo, a través del cual hemos muerto al mal para resucitar a la Vida Nueva del resucitado.

Queridos hermanos y hermanas, dejemos que esa Luz ilumine todas nuestras tinieblas y que esa Agua nos purifique y devuelva esa Vida Plena que Dios quiere para todos.

El Resucitado, a su vez, al unirnos más a su Padre, viene también a renovar los vínculos entre nosotros para que nos reconozcamos y vivamos como hermanos.

  • Por eso esta noche nos llena de ESPERANZA, porque ya nada es igual desde que Cristo resucitó, ya todo es mejor desde ese momento y desde que dejamos que esa resurrección se realice en nosotros, en nuestras familias y comunidades. Hoy, si fortalecemos la relación con Dios, si nos reconciliamos con aquellos con quienes estamos distanciados o enfrentados; si nos amigamos con nosotros mismos, asumiendo nuestras miserias y debilidades, habremos resucitado un poco… Dios habrá pasado por nosotros y nos habrá dado la gracia de pasar de la muerte a la vida; del pecado a la comunión con Dios, del odio y la enemistad al amor. Dios nos quiere vivos y resucitados porque nos ama infinitamente

Una iglesia que busca ser sinodal, es la Iglesia que nace de la Pascua y recibe el anuncio de Cristo cada día de una manera nueva y se deja transformar por él. Es una Iglesia que se deja iluminar por su Luz y rejuvenecer con el Agua de la Vida Nueva. Y es al mismo tiempo una Iglesia misionera, que comparte generosamente con toda persona, sobre todo con los más frágiles y pequeños, esa Vida Nueva que ha recibido.

Como Iglesia tenemos la misión de anunciar a Cristo Muerto y Resucitado. Anuncio que debe ir acompañado de una escucha atenta de los demás para ayudar a reconocer las tinieblas que hay en cada corazón y dejar que surja allí lo nuevo. Ayudar a que se exprese la Vida, la Luz y los Carismas que ya están presente en cada uno pero que necesitan ser ‘liberados’ de aquello que lo aprisiona permitiendo su desarrollo  que siempre se da en vida e integración comunitaria.

  • Jesucristo ha muerto y ha resucitado por toda la humanidad, dejándonos un mensaje claro de que toda vida humana es valiosa, tiene dignidad, es necesaria e imprescindible. Él nos ha creado para una vida plena y eterna. Por eso no podemos aceptar en nuestra sociedad situaciones de marginación, de descarte, de corrupción. Es más que importante que busquemos, con la fuerza del Resucitado, quitar todo vestigio de maldad que lleve a generar diferencias sociales que hacen que en este bendito planeta no todos sus habitantes puedan desarrollarse adecuadamente.

Hoy el Resucitado se hace presente en cada hermano y hermana que generosamente se entregan en el servicio a los demás, que son capaces de trascender su propia mirada para comprender la del otro y generar actividades que contribuyan al Bien Común.

Hoy el Resucitado vive y se manifiesta en cada persona de buena voluntad que lucha por una sociedad más justa, que apuesta al diálogo participativo que genera procesos de cambios que son esenciales para que nadie quede afuera del camino de una Vida Digna.

Hoy el Resucitado nos impulsa a superar toda indiferencia que nos aísla y encierra para caminar junto a otros, cuerpo a cuerpo, comprometidos para acompañar situaciones de vida complejas con la certeza de que siempre hay una salida.

Hoy el Resucitado nos llena de ESPERANZA y ALEGRÍA, al manifestarnos que el Amor que lo llevó a entregar su vida en la Cruz ha vencido todo mal y nos permite vivir en una estrecha relación de comunión con Dios y con los demás.

FELICES  PASCUAS Y QUE, CON CRISTO,

¡SIGAMOS RESUCITANDO CADA DÍA A UNA VIDA NUEVA!

Así sea.

+ Dante Braida

Obispo de La Rioja